Pastora dice que se sintió secuestrada por la propietaria del local que se encadenó
"Desocupamos el local sin adeudarle un peso a la arrendadora", dijo.
“No es cierto que la iglesia cristiana “Vencedores en Cristo” haya afrontado un proceso de restitución de inmueble, y tampoco es cierto que un juzgado haya avalado conciliación para la entrega del inmueble donde funcionaba la iglesia”.
Con estas palabras, la pastora Angélica Hernández Osorio pretende rectificar a la propietaria del local Arlines Tovar, quien el pasado 10 de diciembre se encadenó dentro de la sede de la iglesia para reclamar la desocupación del bien, y cuyo episodio fue publicado por Zonacero.
La pastora Hernández Osorio narró que el proceder de la dueña del inmueble fue horroroso ya que “a más de encadenarse, colocó un candado en la puerta principal de la iglesia, y no permitió que ninguna persona saliera del inmueble, entre ellas, varios menores de edad, lo cual es un claro secuestro simple”.
Manifestó que la iglesia “vencedores en Cristo” tomó el 10 de julio del 2009 el local en arriendo y cuando el inmueble fue vendido a Arlines Tovar, no existía ningún inconveniente. Dice que el arriendo se pagaba puntualmente y fue la nueva propietaria la que precipitadamente pidió el local. “Esa fue la razón por la cual se efectuó un convenio para la entrega del local, pero la señora Arlines jamás comprendió cuáles son las causales legales para pedir ante un juez la restitución de un local arrendado, ni tampoco comprendió que no es fácil encontrar un local de la noche a la mañana”, dijo Angélica Hernández.
Para la religiosa Hernández Osorio, una persona –así sea dueña de un inmueble— no puede ingresar al bien arrendado si no tiene permiso del arrendatario, si lo hace como lo ejecutó Arlenis Tovar comete el delito de violación de habitación ajena; y si decide colocar un candado a la puerta principal afectando la locomoción de las personas que se encuentran adentro de la edificación, esa conducta constituye un secuestro simple.
El encadenamiento de la propietaria del inmueble cesó el mismo día 10 de diciembre después de lograr un acuerdo con la pastora Angélica Hernández, quien cinco días después desocupó y entregó el local. Según se supo, la Policía y un Inspector estuvieron presentes durante la reacción de la dueña del local. “La verdad que nos sentimos secuestrados pero no hubo apoyo de las autoridades. Desocupamos el local sin adeudarle un peso a la arrendadora por el alquiler del inmueble”, sentenció finalmente la religiosa.